Lo mío con la Psicoterapia Integradora Humanista fue un “flechazo”. Cuando la conocí tuve la sensación de que era lo que estaba buscando, aun sin saberlo. Fue como si la conociera “de toda la vida” y me entregué a ella por completo. Supongo que a “ella” le pasó lo mismo conmigo, porque sigue a mi lado desde 1991.
Lo más importante que me ha ocurrido con la Psicoterapia Integradora Humanista es mi propio crecimiento personal: El trabajo con mi autoestima y la confianza en mí mismo; o limando “asperezas” de mi personalidad, que posiblemente molestaban a los demás y que no me dejaban ser “yo mismo”; o el sentimiento de esperanza… También me ha ayudado a adaptarme y a asimilar las nuevas situaciones que la vida ha ido poniendo en mi camino: La muerte de seres queridos; el crecimiento y la emancipación de mis hijos; problemas en la relación de pareja; las crisis existenciales que conllevan la experiencia y la edad en las diferentes etapas de la vida… y, con el tiempo, mi propio crecimiento espiritual. Todo ello siendo consciente de mí mismo y de las circunstancias que me rodeaban es esos momentos.
Yo, por mi parte, le soy fiel y le dedico mi atención, mi tiempo y mi respeto. He profundizado en ella para conocerla mejor, y cada nuevo caso me motiva a ello. Juntos, nos ponemos a trabajar para acompañar a nuestros clientes en el camino hacia su crecimiento personal y hacia su bienestar. Un camino que nosotros también hemos recorrido y en el que todavía estamos…